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Durante las vacaciones de la navidad, tuve la oportunidad de pasar
tiempo en La Ciudad de México con algunas de mis compañeras (en inglés nos
llamamos YAGMs por el nombre de nuestro programa) y a visitar sus sitios de
trabajo. El jueves fui con Rachel (¡no te confundes, es mi tocaya!) a Tochan, un
albergue para migrantes. La mayoría de los migrantes, gente en movimiento, en
Tochan vienen de los países Centro Americanos. Tochan tiene como objetivo
proporcionar un lugar seguro para quedarse a vivir juntos en comunidad, mientras
que los migrantes averiguan próximos pasos de sus objetivos. La palabra
"tochan" es náhuatl de "nuestra casa", que es lo que el
albergue tiene como objetivo ser, al menos temporalmente, para la gente. En mis
conversaciones con Rachel, ella me platica frecuentemente de la gente que la
bendicen en su trabajo. No pude dejar pasar la oportunidad a conocer esa gente.
Acabamos subiendo las escaleras (¡siento como siempre estoy sin
aliento en los caminos con Rachel!) y entrando en Tochan, nos saludaron todos
en la cocina y el salón con un apretón de manos, beso, abrazo, ¨mucho gusto¨, y
¨Ella es Raquel también¨? Cuando entramos en la cocina nos ofrecieron dos
platos de desayuno (sardinas y frijoles) y el café estaba lista. Comimos y nos sentamos en el salón. Luego nos
invitaron a viajar con un grupo a uno de los parques más grandes de la ciudad
de México y al zoológico gratis adentro. Viajando en el metro con estos hombres
hispanos en vez de mi grupo normal de extranjeros (los YAGMs) me hizo sentir
más cómoda y pertenecida… aunque se pudo escuchar bien al acento hondureño
mientras hablamos y bromeamos fuerte en manera que nos dio fácilmente como extranjeros.
Parte de nuestro grupo de excursión.
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Parte de nuestro grupo de excursión.
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Cuando llegamos al zoológico, fue obvio que nunca se escapa la etapa
de la adolescencia. Estos hombres que tienen 24 a 45 años, estaban corriendo
por el zoológico tomando fotos de animales extraños, bromeando, subiendo las
rocas, cantando canciones de “El Rey Leon” para cada animal que encontramos y
pasando bien el tiempo.
¡Me di vuelta, y ellos estaban así!
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Ellos encontraron otra manera de ver los gorilas.
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Más tarde cuando regresamos al albergue nos ofrecieron la comida que
había preparada por otros residentes. Esa vez era caldo de pollo…. Perfecto
para un día frío y lluvioso. En la tarde, Rachel se perdió en damas (¡varias
veces!) y ella comenzó a quejarse que las reglas suyas no son los mismos de las
reglas de ella (¡y es verdad! ¡No jugamos lo mismo!). Pero finalmente ella ganó
contra el mejor jugador de la casa. “¡No puede ser!” él gritó. Después de damas
jugamos “Mundo turismo” que es una versión “mundial” de Monopolio… no les tengo
que decir… lo perdí... Al terminar el juego fue tiempo para regresarnos a la
casa de Rachel. Es un viaje de una hora a una hora y media. Empezamos a despedirnos
de todos y nos tiritamos en el camino al autobús (Hacía muchísimo frío).
Rachel perdiendo su juego de damas.
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Se ganó. ¡No puede ser!
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Fue un día divertido y con mucha actividad. Practiqué mi habilidad de
escuchar al acento centro americano y jugar juegos de mi niñez. Estar en la
casa con los 14 residentes y varios voluntarios me hizo sentir de vacaciones
con mi familia. Pero con todo la diversión y la risa pudiera ser fácil y una
vergüenza a olvidar las historias de esta gente, historias que le hizo a Rachel
llorar en el camino a la casa mientras practicábamos. Historias de daño,
violencia, miedo, pero también de fuerza y valor. Historias de:
Hombres que no salen de Tochan por miedo de las pandillas que los
atacaron en el camino… Sin embargo, los mismos me permitieron a compartir en su
valentía cuando se fueron de la casa por la primera vez y a visitar el zoológico.
Un joven que fue secuestrado, casi matado y obligado a huir… un
incidente que va a cambiar su vida para siempre y obligarlo a declararse en la
condición de refugiado aquí en México, aunque hace poco tiempo que estaba como un
estudiante de la universidad, contento y despreocupado en Honduras.
Los migrantes que salen de sus hogares a viajar en La bestia hacia
tierras desconocidas.
“La bestia” lleva ese nombre por razón. Es
la transportación que muchos toman en su viaje al norte, pero nos es sin algún
precio.... Por las historias de sus amigos, Rachel ahora tiene miedo de los
ferrocarriles. Historias de brincar de ferrocarriles en movimiento, de ser atacado
por pandillas, de perder extremidades, de haber sido golpeado por oficiales.
Sí, La bestia tiene razón por llevar ese nombre.
Esta pintura (por Rachel) está en el salón,
incluye los sellos de varios país centro americanos. |
Soy bendecida por esa experiencia que me permitió a entender la
experiencia de Rachel aquí en México. Como estoy aquí con un grupo de
voluntarias de la iglesia luterana, aprendo también de las experiencias de mis
compañeros. Agradezco mucho esa oportunidad a visitarla. Rachel es un
“Solidarity Sister” o “Una hermana de la solidaridad” en Tochan… es el nombre
que le dio nuestra coordinadora Lindsay (¡suena mejor en ingles!). Significa
que Rachel ha sido bendecida con la carga de vivir y compartir en los cuentos e
historias de los migrantes. Pido que les oren por estos migrantes que están muy
lejos de sus tierras amadas y pido que le oren por Rachel mientras lucha con
todo lo que está aprendiendo de ellos.
Si quieres escuchar más de Rachel, da un vistazo a su blog http://racheltheyagm.blogspot.mx/
"Mantener estas historias
con cuidado. Hay muchas personas que se beneficiarán de las historias que
se escuchan durante nuestro tiempo juntos. Imagínese escuchando a otro como lo
haría escuchar a la escritura - con atención y abierto a la santa ". -
Pacto de Presencia
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